La adolescencia es una etapa llena de cambios físicos y emocionales, y entre ellos, el desarrollo de mamas en los chicos puede causar preocupación, vergüenza o incluso angustia. Esta condición se conoce como ginecomastia puberal y, aunque puede parecer alarmante, en la mayoría de los casos no representa un problema grave ni permanente. Queremos ofrecer una visión médica, clara y tranquilizadora para padres y adolescentes que se enfrentan a esta situación.
¿Qué es la ginecomastia puberal?
La ginecomastia puberal es el crecimiento benigno del tejido glandular mamario en adolescentes varones, normalmente entre los 12 y los 17 años. Se debe a un desequilibrio temporal entre las hormonas masculinas (testosterona) y femeninas (estrógenos) durante la pubertad.
Este crecimiento suele aparecer de forma simétrica, bajo una o ambas areolas, y puede ir acompañado de sensibilidad o molestia al tacto. Aunque puede causar inseguridad, no se trata de un signo de enfermedad ni de feminización.
¿Cuándo hay que preocuparse?
En la mayoría de los casos, la ginecomastia adolescente desaparece de forma espontánea en un plazo de 6 meses a 2 años, sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, hay ciertos casos en los que conviene acudir a un especialista:
- Si persiste más de 2 años sin cambios.
- Si el tamaño sigue aumentando progresivamente.
- Si hay dolor fuerte, secreción o asimetría muy marcada.
- Si afecta emocionalmente al adolescente de forma severa (aislamiento social, rechazo al deporte o a mostrar su cuerpo).
Además, si la ginecomastia aparece en un niño antes de los 10 años o después de los 18, es importante descartar otras causas, como alteraciones hormonales, uso de fármacos o enfermedades endocrinas.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la ginecomastia en Madrid con Sculpture Clinic en adolescentes es principalmente clínico, mediante una exploración física. En muchos casos no se requiere ninguna prueba adicional.
Sin embargo, si el especialista lo considera oportuno, puede solicitar una ecografía mamaria para diferenciar entre tejido glandular y grasa, o análisis hormonales si hay sospechas de desequilibrio endocrino.
La diferencia con la pseudoginecomastia (acumulación de grasa sin glándula) también es importante, especialmente en adolescentes con sobrepeso.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
En la mayoría de los casos, no se necesita tratamiento quirúrgico. Lo más recomendable es realizar un seguimiento médico anual, fomentar una alimentación saludable, evitar fármacos o suplementos no indicados y trabajar la autoestima del adolescente.
Si pasados dos años la ginecomastia persiste, es grande, genera dolor o causa un impacto psicológico notable, puede valorarse la intervención quirúrgica. Esta consiste en la extirpación del tejido glandular, a veces combinada con liposucción si hay exceso de grasa.
La cirugía es segura, con una recuperación rápida y cicatrices mínimas, pero debe realizarse solo cuando el desarrollo físico del paciente esté prácticamente completo.
Conclusión: calma, seguimiento y apoyo familiar
La ginecomastia en adolescentes es una condición muy común, benigna y en la mayoría de los casos temporal. No suele requerir tratamiento y desaparece sola con el tiempo. El papel de los padres y profesionales es acompañar al joven con comprensión, sin alarmismos ni juicios, y consultar con un especialista si existen dudas.
Con información médica adecuada, apoyo emocional y, si es necesario, intervención quirúrgica en casos puntuales, la ginecomastia no tiene por qué dejar huella en la vida adulta del paciente.